Imaginaros que en la página web de un Ministerio o Conselleria
“ambiental”, aparece un “Plan” que trata del profuso y
complejo asunto de cómo controlar las especies vegetales alóctonas
que afectan a nuestros espacios naturales.
Imaginaros que en dicho documento se incluyan como especies exóticas
e invasoras a la encina (alzina, Quercus ilex) y a la coscoja
(coscoll, Quercus coccifera).
Imaginaros que ese “Plan” dijese sobre ambas especies algo tan
absurdo como “Estas dos especies son originarias del continente
europeo, aunque sus hábitats naturales son las zonas litorales y
raramente las zonas montañosas”.
Imaginaros que además el teórico “paper” en una ficha
específica sobre ambas quercíneas afirmase con sorprendente
rotundidad “científica” que “muchos autores consideran a
estas formaciones como formas degradadas de sistemas montañosos, por
lo que en muchos países europeos están emprendiendo acciones para
su eliminación”.
Imaginaros que se acuse a Quercus ilex y a Quercus coccifera de todo
tipo de impactos negativos para el medio natural que ocupen.
Imaginaros que obviamente se termine por recomendar la eliminación
de los encinares cuando “interfieran con otros hábitats
naturales”, por ser culpables de la “modificación del hábitat
por deposición de las hojas y calcificación del suelo y por
disminuir la luminosidad”, además de “constituir un gran
problema para dos especies en peligro el boj (Buxus baleárica)
y el tejo (Taxus baccata)”.
Para terminar el supuesto Plan daría un consejo final para encinas y
coscojas: “es necesario controlar y eliminar las nuevas plantas
que nacen de semilla”.
Parece surrealista e imposible de creer que en un documento técnico,
que se pretende basado en el conocimiento científico, algo asi
pudiera llegar a:
- escribirse por algún profesional especializado en ecosistemas de montañas, en botánica o en especies exóticas e invasoras.
- aceptarse por el responsable técnico a quien corresponda la supervisión de la entrega y aprobación del supuesto “Plan”
- publicarse y difundirse en una web de un organismo público, responsable de la conservación y restauración de los hábitas ocupados por encinas o coscojas.
Pues como muestra un botón (de la carencia de aprecio y de rigor
científico respecto a los pinares autóctonos peninsulares e
insulares), esto es exactamente lo que se escribe, se acepta y se
publica para tres especies de pinos nativos y espontáneos propios y
característicos de hábitats dunares del país.
Respecto al supuesto “Plan” (Plan de control y eliminación de
especies vegetales invasoras de espacios dunares), basta hacer
par de cambios, donde dice encina y coscoja, poner pino marítimo,
piñonero y carrasco (Pinus pinaster, Pinus pinea y Pinus halepensis)
y donde pone sistema montañoso, poner sistema litoral (dunar).
A una barbaridad, sigue la siguiente, pero nadie se ha alarmado,
nadie ha reclamado, nadie ha exigido la retirada y corrección de
semejantes falsedades respecto a nuestros pinares. Desde 2011 este
documento no ha sido contestado por ninguna entidad u organización.
Teóricamente, a pesar de su inconsistencia científica y técnica y
de su completa negación de la realidad, en teoría, ha de servir
para programar y ejecutar las actuaciones de conservación y
restauración de hábitats dunares, que la Dirección General de
sostenibilidad de la Costa y el Mar pretenda realizar.
Desde el Ministerio de Transición Ecológica, ¿Van a cortar los
corrales del Parque Nacional de Doñana?. ¿Van a eliminar los pinos
del Parque natural de Es Trenc en Mallorca?. ¿Van a aceptar que
miles de miles de pinos de las tres especies señaladas no invaden el
litoral, sino que son característicos de los espacios costeros de la
península y de las Islas Baleares?. ¿Van a aceptar que islas
Pitiusas (denominación griega para Ibiza y Formentera), significa
“islas de los pinos”?
Desde las escuelas, las universidades, los centros de investigación,
las entidades públicas habría de tomarse muy en serio devolver a
los pinos el aprecio social que merecen por su extraordinaria
funcionalidad ecológica, diversidad intraespecífica y por
representar la herramienta natural mas poderosa que disponemos en en
nuestro medio natural para contribuir a la mitigación del cambio
climático. No es asunto ambientalmente menor.
No nos queda mas remedio que reconocer que la frugalidad, la
xericidad y la condición de colonizadores de espacios abiertos
(heliófilos), no hace “nobles” a los pinos, pero si se puede
afirmar que son el “proletariado” arbolado de la naturaleza
mediterránea, de sus em-pinadas solanas en grave y permanente riesgo
de desertificación.
Anuncio: “Se precisan revolucionarios, que desde la ciencia y el
conocimiento, se atrevan a defender a los pinos”. ¿Te apuntas?
Se adjunta la ficha nº 19, anexo del “Plan de control y
eliminación de especies vegetales invasoras de espacios dunares”,
que ha inspirado estas reflexiones.